El corazón late 70 veces los 1440 minutos de todos los días de la vida de una persona, su actividad mecánica para expulsar la sangre a todo el organismo es producto de la actividad eléctrica del denominado sistema de conducción, formado por células especializadas capaces de iniciar automáticamente estímulos que en condiciones normales producen contracciones rítmicas y regulares todo el tiempo. Las alteraciones en la generación o en la conducción de estos impulsos se traducen en alteraciones del ritmo que se denominan arritmias y pueden aparecer en corazones sanos o enfermos. Se pueden originar en el nódulo sinusal alcanzando frecuencias mayores de 100 latidos por minuto (taquicardias) o frecuencias menores a 60 (bradicardias), en el tejido auricular o en las vías de conducción como la fibrilación auricular, que es irregular tanto en la frecuencia como en el ritmo.
Las arritmias que se originan en los ventrículos suelen interferir con la función de bomba del corazón y pueden dar origen a taquicardia ventricular y muerte súbita. Las alteraciones en la conducción del impulso en el nódulo Aurículo ventricular causan los denominados bloqueos que impiden la transmisión del impulso entre aurículas y ventrículos. Los trastornos de la conducción en el Has de His y sistema de Purkinje producen los llamados bloqueos de rama. Todas estas alteraciones pueden ser detectadas mediante el ECG en reposo o en los registros ECG prolongados como el monitoreo Holter.
