La pandemia está cambiando el mundo de distintas formas, aún más, nos esta cambiado a cada uno de nosotros, todavía no sabemos hasta qué punto este cambio nos transformará, pero de seguro los hábitos terminarán modificados.
Los hábitos como prácticas observables resultado de un proceso (percibir – sentir – actuar) se produce en un espacio donde personas cercanas actúan de forma parecida ante las mismas situaciones, se encuentran influenciadas por factores sociales, culturales, interacción con otros hábitos, predisposición para la acción de la persona; prácticas que normalmente adquirimos repitiendo acciones que nos resultan gratificantes.
Hay hábitos buenos que nos ayudan a realizar ciertas conductas cada vez mejor, nos ayudan a alcanzar fines cada vez más complejos, que al principio parecían inalcanzables, convirtiéndose en una experiencia gratificante; así mismo hay hábitos malos que hacen nuestra conducta más rígida, incluso incontrolable, y alejada del disfrute, el hábito malo es el ansia creciente de un placer decreciente.
Teníamos una estructura de hábitos desarrollados a lo largo de nuestras vidas, sin embargo, de forma repentina, salir a correr, ir al gimnasio, jugar un partido de futbol, tocar un instrumento, incluso la lectura, se vieron sacudidos, interrumpidos, alterados, por el confinamiento, el distanciamiento social, la comunicación remota la implementación de medidas de bioseguridad y la reducción de nuestros ingresos económicos; influenciando directamente en nuestra cotidianidad, en nuestras creencias sociales, científicas o trascendentales que parecían intocables unos meses atrás, de esta forma la pandemia nos está cambiando. Por una parte, nos ha obligado a cambiar conscientemente hábitos que teníamos bien asentados, con el impacto psicológico y social, alterando nuestra forma de abordar la realidad.
Estas nuevas condiciones de la realidad no han sido adecuadamente explicadas, entendidas y asumidas, desembocando en una fallida inclusión de nuevos hábitos emergentes ante la pandemia, como la adopción de las medidas de prevención, por ejemplo, uso correcto de mascarilla, técnicas de desinfección, distanciamiento y otras medidas de protección, una situación entendible si resulta mucho más fácil sustituir un hábito por otro que tratar de adquirir un hábito de cero –o de eliminar un hábito indeseable
Sin embargo, la pandemia también es una oportunidad para encontrar nuestros propósitos a donde dirigirnos, mismo que una vez conseguidos, se convertirán en medios para alcanzar propósitos más complejos y casi sin darnos cuenta, habremos adquirido hábitos buenos que nos ayudarán a crecer como seres humanos, como el uso correcto de medidas de prevención, bioseguridad e higiene, mejora manejo de desechos, el respeto a los demás, cuidado de los más débiles e indefensos, medidas ingeniosas para superar la crisis económica y manejar de mejor manera la afectación de la salud mental.
